Teatro Solís

Imaginado y proyectado a escasos diez años de la Jura de la Constitución, el Teatro Solís ha sido desde entonces testigo y protagonista de la historia del país. Emplazado en un espacio montevideano bisagra entre la ciudad vieja y la nueva, hoy encontramos a su izquierda el edificio de la Presidencia de la República, inserto en un circuito gastronómico, cultural y artístico de la ciudad. Inaugurado en 1856 luego de la llamada Guerra Grande como Sociedad Anónima, en 1937 fue comprado por la Intendencia de Montevideo convirtiéndose en un teatro público, inaugurando así las primeras políticas culturales públicas al servicio de la ciudadanía.

Las relaciones entre cultura, arte y Estado han sido tan conflictivas como creativas a lo largo de la historia en las diversas sociedades; en el caso de Uruguay, las artes escénicas formaron parte de la vida cotidiana de los habitantes desde los inicios de su independencia.1 Los espacios dedicados a la creación, reflexión, producción y circulación de bienes culturales en Uruguay han tenido un lugar destacado en la construcción de la identidad nacional.

El edificio -material y simbólico- que hoy constituye el Patrimonio Histórico del Uruguay, es resultado de preocupaciones tan remotas como la misma creación del Estado en 1830. Un Estado débil, donde los actores de la esfera pública estaban también implicados en las empresas privadas. Es decir, los hombres que tuvieron responsabilidades políticas en el novel Estado fueron también quienes impulsaron el desarrollo comercial y bursátil del país: los encontramos tanto en instituciones civiles (diarios, sociedades científicas y culturales), en emprendimientos empresariales (agro y comercio fundamentalmente), como en el poder Ejecutivo y Legislativo de la República.

Fuente: Teatro Solis